Nuestra juventud no quiere ser cazadora



MequinenzaHace un tiempo pude leer un desafortunado artículo en el cual un detractor de la caza ligaba el bajo interés que demuestran nuestros jóvenes por nuestra actividad con la “lógica evolución natural y racional” de la sociedad actual hacia una mayor concienciación medioambiental y con el lógico rechazo hacia el uso de las armas.

De entrada considero que es algo aventurado por parte del autor dar por buena la afirmación de que la evolución social que sufrimos es lógica y racional, no hay que razonar demasiado para descubrir que esta afirmación, como mínimo, la podemos catalogar de poco sensata.

Me sorprende sobremanera leer en este artículo, en el cual predominan los ideales del autor por encima del conocimiento de la realidad tratada, que la juventud actual, mayoritariamente urbana, tiene una consciencia medioambiental más evolucionada y coherente que generaciones anteriores que nos hemos criado en el seno del Medio Rural mamando la realidad de nuestros bosques, campos y cultivos con toda su riqueza y sacrificio.


También considero sorprendente leer que los jóvenes rechazan las armas de forma sistemática y me pregunto ¿seguro qué lo que rechazan son las armas? ¿no será que rechazan el madrugar, el esfuerzo físico que comporta una jornada de caza, el frío o el calor extremo?

Todos hemos sido niños y durante nuestro proceso de aprendizaje hemos cometido muchos errores de la misma forma que los cometen ahora nuestros jóvenes. Pero hoy las circunstancias cotidianas han cambiado, existen otras necesidades, por lo tanto, la respuesta de nuestros jóvenes también ha cambiado, hemos de entenderlos. Estamos “sufriendo” la generación de las tablets, redes sociales, mensajes electrónicos y relaciones impersonales a distancia desde el sofá de casa con un importante crecimiento del desconocimiento general de la realidad del Medio. Todo esto no hace más que fomentar la aparición de ecourbanitas de salón que lo único que hacen es sumarse al movimiento social que más ruido hace o a aquel que esté de moda en la red.  

Mequinenza
Quiero dejar claro que este escrito no va en contra de nuestros jóvenes, es más, creo por principio y convicción en ellos, de igual forma que creo en el ecologismo entendido desde el conocimiento, la honestidad, la investigación sin sesgos y la conciliación con las actividades desarrolladas en nuestros espacios naturales y la gente del Medio Rural. Lo que no alcanzo a comprender y rechazo es el uso que hacen algunas personas del ecologismo para esconder radicales sentimientos de rechazo y exterminio de aquellas actividades que ellos no practican. Posturas extremistas y antisociales que generan odio hacia todo lo que es diferente a sus creencias.  Este tipo de ecologista, que no la mayoría de ecologistas, no suele tener fundamentos de base y normalmente se dedica a manipular y tergiversar palabras y razonamientos de otras personas más capacitadas: Pero no olvidemos que ellos son los que hacen ruido.


Miguel González Hernández